El pasado 14 de enero se publicó Fade, la esperada nueva
referencia discográfica de YLT. Ha
llovido ya mucho desde aquellos inicios que en la década de los 80 los situó en
el mapa como un soplo de aire de fresco procedente del underground yanqui. Su debut, Ride
The Tiger (Coyote, 1986), supone junto con New Wave Hot Dogs (Coyote, 1986) y President Yo La Tengo (Coyote, 1989), segundo y tercer largo del
grupo respectivamente, un tríptico de juventud que prometía una gran carrera,
colocándolos de paso en una incipiente escena alternativa que estaba a punto de
cambiar los dictados del negocios musical a principios de la década de los
noventa; ante tantas expectativas por
parte de crítica y público ellos se desmarcan y publican el exquisitamente
asombroso Fakebook (Bar None, 1990),
una colección de versiones de artistas tan dispares entre sí como Cat Stevens,
Flammin´Groovies, John Cale, Gram Parsons o Daniel Johnston, más relecturas del
propio cancionero y algún tema nuevo compuesto para lo ocasión; todo ello
presentado en formato acústico y en clave pop, apuntando hacia nuevas
direcciones. May I sing With Me (Alias, 1992) los mete de lleno en la nueva
hornada de bandas independientes que reclamaban cada vez más la atención y
lograban acaparar la atención del público indie e incorpora a un nuevo miembro
en un grupo incapaz de mantener una formación estable más allá del núcleo duro
compuesto por Georgia Hubley e Ira Kaplan.
Se trata del bajista James McNew, que en aquellos tiempos estaba en
Christsmas, banda punk estadounidense con la que YLT tenían contacto. La compenetración del nuevo fichaje con la
pareja es total, y los resultados no se hacen esperar. La trilogía que componen Painful (Matador, 1993), Electr-O-Pura
(Matador, 1995) y I Can Hear The Beat
Beating As One (Matador, 1997) los convierte en la next big thing en el
planeta Indie, del que se convierten en auténticos tótems; su propuesta obtiene
un moderado éxito comercial, la crítica se rinde ante cada lanzamiento, y el
humilde trío de Hoboken encabeza los festivales más reputados del globo,
adquiriendo una reputación que a día de hoy mantienen de la mejor manera que
conocen: entregando grandes discos, siendo fieles a sí mismos y la mirada
apuntando en varias direcciones.
Solo así se comprende que se desmarquen del propio éxito y
vayan a su bola con la llegada del nuevo
milenio. Tres décadas haciendo música,
sin hacer demasiado ruido, una carrera de fondo que nos lleva directamente a Fade, su último largo. Es otro artefacto más de YLT. No supone un antes ni un después en su
dilatada trayectoria. No armará el
revuelo de algunos de sus predecesores. Tampoco será un hito en su carrera ni
su gran obra maestra. Pero quien espere
todo eso que no se desanime, la rodaja es un más que una digna continuación de
su antecesor Popular Songs, licenciado
por su sello habitual, Matador, el 8 de septiembre de 2009. Hay un cierto continuismo, sí, pero también
notables diferencias con respecto a anteriores elepés. La duración del disco es corta si lo
comparamos a lo que nos tienen acostrumbrados. Se busca la concreción de una forma deliberada
en pos de la consecución de canciones más redondas. Diríase que Fade es una colección de singles, píldoras autónomas, que tiene en
cuenta en su confección las nuevas maneras de escuchar música; nuevos modos afines
a la cultura del click y en cierta manera reminiscente también de la cultura
del single que se instaló en los 50 con el nacimiento de la música pop y el
rock´n´roll. Quizá por ello, por
economizar minutaje y ganar en poder de concreción, rehúyen totalmente los
cuelgues instrumentales y los largos desarrollos a los que siempre han
recurrido; han prescindido de los arranques noise hiperlectrificados y han
presentado el conjunto al más puro estilo jukebox, obteniendo unos resultados
sorprendentes en cuanto a variedad de registros se refiere. De todas formas, si
eres de los que piensa que la velocidad del placer mata el nacimiento del
deseo, tranquilo, éste también es tu disco.
El sonido se beneficia de la producción en los Soma Studios de Chicago a
cargo de John McEntire (compositor y miembro de Tortoise) y los temas tienen
unos acabados fenomenales. El álbum, a
pesar de la mastodóntica variedad estilística que el trío acomete, está muy
cuidado a nivel conceptual, y en cada tema palpita la esencia del sonido
primigenio de la banda.
Y…¿Qué es lo que encontramos en los surcos de Fade?
Material de primera. Salpicado
por esa extraña capa de engañosa ligereza que impregna las canciones de
YLT. El disco despega con “Ohm”, enérgetica píldora de pop
psicodélico que te envuelve con su monocorde melodía y un ritmo trotón a través
del cual disparan drones con los teclados.
Los coros finales puntean el final del tema y la guitarra de Ira empieza
a chirriar, a arañar, clavar las uñas, aunque aquí sin dejar marca. La distorsión está sometida a la canción y no
es un fin en sí misma; para cuando el
tema acaba ya te encuentras con una predisposición inmejorable para afrontar el
resto del álbum. La entrada está
desbrozada y te recibe “Is That Enough”,
una tonada de onda spectoriana que remite directamente a la época del doo-woop
y utililiza tics de las bandas de rrriot girls que en aquellos tiempos estaban
al servicio del talento obsesivo del productor más majara de la historia del
rock. Suenan arreglos de cuerda deliciosos
que prosiguen la senda explorada en Popular Songs. En la medular de la Cara A del disco, se
descuelgan con “Well You Better”,
funky informal, despachado con baja
fidelidad y con un ensimismamiento chulesco marca de la casa (que manía con que
son tímidos!...), estirando los hallazgos de canciones previas como “Periodically Double Or Triple”
(Ah! Con el increíble solo a los teclados de Ira) o “Mr Tough”. Se sacuden la pereza con “Paddle Forward”, clásica canción de repertorio del trío en la que
combinan power pop con pinceladas noise de efecto instantáneo y nos transportan
a uno de los momentos más excitantes de Fade: “Stupid Things”, tema de raíz exploratoria en la que recuerdan los
incandescentes viajes sónicos de Neu!, la banda de kraut-rock germana, y a sus
congéneres y compinches Kraftwerk, con unos coros maquinales, cuasi robóticos,
sostenidos por ritmos metronómicos.
Destacar el trabajo a la guitarra de Ira, recordando por momentos al
mismísimo Tom Verlaine. Para los que
alucinéis con el tema, deberíais escuchar el EP que representó el adelanto
oficial de Fade (Stupid Things EP, Matador Records/2012). Encontraréis ahí una versión completa
generosa en minutaje, totalmente instrumental, en la que el grupo estira el
tema con Ira lanzándose a un solo sin
fin; el EP se completa con la versión corta, con algunas diferencias a la que
sale en Fade y un remix del mismo
tema de EYE. La tirada limitada en vinilo blanco de 1500 copias expiró hace
tiempo del mercado.
Es en la segunda cara donde parece que toma cuerpo el porqué
de titular Fade el álbum. Las
canciones se tornan más introspectivas, cercanas al tono confesional.
“I´ll Be Around” es una balada de folk existencial, en la que los
músicos se plantean la insoportable levedad del ser y se refugian en la
evocación de pequeñas viñetas cotidianas teñidas de melancolía y
aceptación. Gran línea de bajo a cargo
de James, Ira tocando su guitarra en plan Singer songwriter, arpegiando y
punteando con su guitarra acústica y Georgia aportando textura y profundidad
con el teclado, sello distintivo e instrumento tan importante como cualquier
otro en el sonido de Yo La Tengo. En
canciones como “Cornelia and Jane”
(en la que los metales, trompeta y corneta, intensifican la conexión del oyente
con el tema y lo transportan a otra dimensión) y “The Point On It” activan resortes emocionales, evocando estados
anímicos, cercanos y a la vez intangibles, sesudamente espontáneos en la
aplicación de un tratamiento de desnuda sofisticación al sonido, obteniendo
como resultado una desarmante ligereza y gran capacidad comunicadora. En la
recta final del álbum recuperan el sonido poso jazzy y electrónica minimalista
que tan buenos resultados les dio en And
Then Nothing Turned Itself Inside-Out, el disco que más repercusión ha
obtenido de YLT, con “Two Trains”. Y antes de salir por patas, cierran el disco
con la exultante “Before We Run”,
segundo single extraído de Fade, que cuenta con un video dirigido e ideado por
la madre de Georgia, prestigiosa artista en el mundo de la animación
independiente.
A estas alturas los seguidores de largo recorrido de YLT ya
no se bajaran de un carro al que llevan gratamente subidos tantos años. Su música nos transporta a lugares que no por
conocidos se antojan menos placenteros. Queda instalada una confortable calidez
en el cuerpo tras escuchas sucesivas de Fade. Si no conocías o no estás demasiado
familiarizado con la música de YLT, es éste un disco tan bueno como cualquier
otro para introducirte en el universo de la banda, sembrado de momentos
memorables e irrepetibles, un manantial inagotable que se brotando
milagrosamente en un mundo de usar y tirar, que apenas deja espacio para
abandonarte a pequeños placeres.
Mantente atento, gira peninsular en marzo con las siguientes fechas: 4
de marzo, Sala Capitol (Santiago de Compostela); 5 de marzo, Sala Riviera
(Madrid) y 6 de marzo, L´Auditori de Barcelona (BCN).